Angel Bilbao y el Lezuri son como si fuesen la pareja perfecta. Este durangués que estudió Cocina en Santo Domingo de la Calzada llegó a su pueblo tras una dilatada experiencia en varios hoteles y restaurantes. “Hay que probar diferentes formatos y trabajar en varios lugares para aprender y aspirar a ser un buen profesional”, nos comenta mientras ofrece un café hecho con cariño a un cliente.
Hace veinticuatro años se animó y cogió las riendas del Lekker. Los bocatas se hicieron famosos y el equipo de Angel subió muchos enteros en la zona por su buen hacer. “Tengas un día malo o bueno, siempre hay que ser profesionales y ofrecer lo mejor de ti a la clientela. Además, yo no soy nadie sin mi equipo, que es el mejor”, nos recalca.
Tras el cierre del histórico Lezuri de los Barrutia- dónde estarán aquellas vidrieras-abrieron la franquicia Gambrinus a comienzos del siglo. “El publico confió en nosotros y fue un éxito que nos animó mucho, porque dar el salto supuso muchas noches de insomnio. Es mucho dinero de inversión y siempre tienes el miedo a no acertar”, nos detalla mientras prepara un plato de jamón para dos amigos.
Hablando de jamones, el actual Lezuri – abrieron el 2019-, tiene un jamón que cuenta con muchos fieles seguidores. “Es uno de los clásicos, el jamón. Vienen muchas personas a disfrutar de un buen plato de jamón. Nosotros intentamos que disfruten de unos momentos agradables y que salgan contentos con nuestra atención y servicio”.
El equipo de Angel y el Lezuri son la mejor combinación para saborear de unos menús, raciones y bocadillos ricos, en un espacio muy agradable. Un lugar de referencia.